17 Nov. 2021

La astronomía terrestre en Estados Unidos, e incluso el mismo NOIRLab, habrían estado en un lugar muy diferente si no fuera por la influencia de Sidney Wolff, quien ahora se ha retirado para culminar una destacada carrera de sesenta años.

Algunos de nosotros nos interesamos por la astronomía gracias al estímulo de nuestros padres o profesores, otros estaban fascinados por los astronautas del Apolo caminando por la Luna o las imágenes de los planetas enviadas a la Tierra por las sondas espaciales. Pero para Sidney Wolff, fue una clase de ortografía en tercer grado lo que la motivó a convertirse en un pilar de la astronomía terrestre moderna en Estados Unidos.

¿Sabías que… las estrellas Ap, del tipo que Sidney Wolff estudió al principio de su carrera, tienen cantidades sorprendentes de elementos raros como el cromo, el disprosio, el europio, el neodimio y el estroncio que no se encuentran normalmente en las estrellas? Estos elementos se encuentran en zonas de la superficie de una estrella Ap, que coinciden con los campos magnéticos, y se cree que han sido llevados a la superficie desde el interior de la estrella por la presión de la radiación y luego se han movido a lo largo de las líneas del campo magnético para concentrarse en áreas específicas.

No recuerdo las palabras de la clase, pero me fascinó la astronomía”, le dijo al Instituto Estadounidense de Física en una entrevista del año 1999.

Wolff estudió física y astronomía en el Carleton College de Minnesota a principios de la década de 1960, luego se trasladó a la Universidad de California, Berkeley, para realizar su doctorado, bajo la tutela de George Preston, donde estudió las extrañas estrellas “Ap”. Se trata de estrellas de clase A, que tienen temperaturas de unos 10.000 grados y son, por tanto, un tipo de estrella más caliente y masiva que el Sol, pero que se considera que tienen un comportamiento peculiar comparadas con otras estrellas de clase A debido a sus campos magnéticos extra-fuertes y a la presencia de elementos de traza inusuales en sus atmósferas.

Las estrellas Ap fueron un tema que Wolff siguió investigando cuando se incorporó al nuevo Instituto de Astronomía (IfA por sus siglas en inglés) de la Universidad de Hawai’i en 1967, tras una breve estancia como posdoctoral en el Observatorio Lick. En concreto, el IfA disponía de fondos para construir un telescopio —el primero— en Maunakea, el de 88 pulgadas de la Universidad de Hawai’i, que se terminó de construir en 1970, pero lamentablemente para Wolff, los mecanismos y el sistema de control informático del telescopio no funcionaban como debían.

No puedo llevar a cabo mi investigación, [y] si no hacen algo al respecto, me iré”, le dijo a John Jefferies, el Director del IfA. Como resultado, “me puso a cargo del telescopio”, recuerda Wolff.

El telescopio de Maunakea cambió la dirección de la astronomía terrestre, y también cambió la dirección de la carrera de Wolff. El telescopio de 88 pulgadas fue el primer telescopio que se construyó a una altitud superior a los 3.000 metros, donde el aire era seco y estaba quieto, y se podía hacer astronomía óptica y de infrarrojo cercano. Wolff dirigió un equipo que consiguió que el telescopio de 88 pulgadas funcionara como debía. Se añadieron varios telescopios de 24 pulgadas a Maunakea, y luego se construyó el Telescopio Canadá-Francia-Hawai'i en Maunakea en 1979, consolidando su estatus como uno de los mejores lugares del mundo para hacer astronomía.

Durante este tiempo, Wolff trabajó como Directora Adjunta del IfA, y luego como Directora Interina cuando John Jefferies se marchó para trabajar en la Asociación de Universidades para la Investigación en Astronomía (AURA por sus siglas en inglés) como el nuevo director del Observatorio Nacional de Astronomía Óptica (NOAO) —el predecesor de NOIRLab. En 1984, Sidney emprendió un nuevo rumbo, ya que le ofrecieron la Dirección del Observatorio Nacional Kitt Peak. Tres años más tarde, cuando Jefferies dejó su puesto en NOAO, Wolff pasó a ser la nueva Directora de NOAO, cargo en el que permaneció hasta el 2001, convirtiéndose en su Directora con más tiempo en el cargo.

Uno de sus primeros grandes desafíos en NOAO fue la fundación del Proyecto Gemini, y la construcción de los dos telescopios Gemini: uno en Maunakea y otro en Cerro Pachón, en Chile

Uno de sus primeros grandes desafíos en NOAO fue la fundación del Proyecto Gemini, y la construcción de los dos telescopios Gemini: uno en Maunakea y otro en Cerro Pachón, en Chile. Estos fueron los primeros telescopios de clase de 8 metros, y también fue una colaboración internacional que incluyó a Canadá y el Reino Unido como socios iniciales. Esto provocó algunos conflictos, pues algunos astrónomos sostenían que debería ser un proyecto exclusivamente estadounidense, en lugar de tener muchas manos en un plato, pues temían que pudiera afectar a sus capacidades, en particular a la optimización del infrarrojo.

Sin embargo, Wolff logró imponerse y garantizar que el diseño de los telescopios Gemini no se viera comprometido de ninguna manera. En particular, esto significó reducir la masa total del telescopio, porque cuanto más acero hay en la infraestructura, más calor térmico se almacena y emite, lo que perjudica las observaciones en infrarrojo y reduce la visibilidad o seeing del domo.

Para la optimización del infrarrojo, la calidad de la imagen es crucial”, afirma Wolff. “Cambiamos el diseño para que fuera mucho más ligero”.

Sin embargo, a finales de la década de 1990, Wolff y la comunidad astronómica en general miraban más allá de los telescopios de 8-10 metros; tenían su atención en observatorios aún más grandes. El concepto original en Estados Unidos era el de un telescopio de 30 a 50 metros, llamado Telescopio de Máxima Apertura (MAXAT por sus siglas en inglés). Con el paso de los años, esta idea ha evolucionado hasta convertirse en dos colaboraciones lideradas por Estados Unidos: el Telescopio Gigante de Magallanes, que se construirá en Chile en siete segmentos de espejo de 8,4 metros para formar una apertura total equivalente a la de un telescopio de 22 metros, con un poder de resolución de 24,5 metros, y el proyecto del Telescopio de Treinta Metros, que se construirá en Maunakea, cuyo plan es tener un telescopio gigante en cada hemisferio. (El Observatorio Europeo Austral (ESO) también está construyendo un telescopio de 39 metros en Chile).

En los últimos años, Wolff lideró el Proyecto del Telescopio Extremadamente Grande de Estados Unidos (US-ELTP por sus siglas en inglés), una colaboración en la que participan el Telescopio Gigante Magallanes, el Telescopio de Treinta Metros y NOIRLab, con la intención de conseguir que los proyectos de ambos telescopios se sitúen en una posición adecuada para convertirse en la máxima prioridad de la astronomía terrestre en la Encuesta Decadal de la Academia Nacional de Ciencias Astro2020, una tarea que resultó ser un éxito y que prácticamente garantiza que ambos telescopios recibirán ahora el financiamiento necesario para verlos terminados y puestos en marcha a finales de esta década.

En los últimos años, Wolff lideró el Proyecto del Telescopio Extremadamente Grande de Estados Unidos (US-ELTP por sus siglas en inglés), una colaboración en la que participan el Telescopio Gigante Magallanes, el Telescopio de Treinta Metros y NOIRLab

Con los dos telescopios gigantes avanzando en su construcción, los observatorios de NOIRLab más fuertes que nunca y el escenario preparado para realizar nuevos e impresionantes descubrimientos astronómicos, Wolff está lista para retirarse.

Es difícil imaginar cómo sería el panorama astronómico en Estados Unidos sin la cuidadosa administración que Wolff dedicó a muchas de las instalaciones de telescopios más importantes del país, y los astrónomos cosecharán los beneficios de su legado durante muchos años.



Autor

Gemma Lavender
Gemma es la Editora en Jefe de Future Plc en el Reino Unido. Ella tiene un historial en astrofísica y actualmente está realizando una investigación sobre la Educación de Física en la Universidad de Cardiff.

Historias de NOIRLab