Contaminación Lumínica y Constelaciones de Satélites

— La labor de NOIRLab en la protección de nuestros sitios astronómicos

¿Por qué la contaminación lumínica es un problema?

Desde la llegada de la iluminación urbana hace más de un siglo, la visibilidad del prístino cielo nocturno estrellado ha ido desapareciendo gradualmente. En la actualidad, los niveles de contaminación lumínica han aumentado de forma drástica, en especial por la llegada de nuevos dispositivos de iluminación (LEDs o diodos emisores de luz). Debido a su bajo consumo energético y a su alto contenido de luz azul, lamentamente los LEDs contribuyen al fuerte aumento del nivel de contaminación lumínica en amplias regiones del planeta. 

La adopción de la iluminación LED en los últimos años es un arma de doble filo. Por un lado, los LED son fáciles de regular, suelen proporcionar una iluminación dirigida hacia abajo y consumen mucho menos energía que otras fuentes de luz. Por otro lado, el bajo costo de los LED ha llevado a su uso generalizado en lugares donde simplemente no son necesarios y a su funcionamiento con una luminosidad superior a la necesaria, lo que aumenta considerablemente la contaminación lumínica.

En esta fotografía (de exposición prolongada) se pueden ver senderos estelares en el Observatorio Nacional Kitt Peak, al igual que la distante contaminación lumínica de Tucson, Arizona (al fondo). La contaminación lumínica supone una amenaza creciente para los observatorios de investigación como Kitt Peak.

En esta fotografía (de exposición prolongada) se pueden ver senderos estelares en el Observatorio Nacional Kitt Peak, al igual que la distante contaminación lumínica de Tucson, Arizona (al fondo). La contaminación lumínica supone una amenaza creciente para los observatorios de investigación como Kitt Peak.
Créditos: KPNO/NOIRLab/NSF/AURA

 

Generaciones enteras que viven en zonas urbanas nunca han visto nuestra galaxia, la Vía Láctea, arqueándose en la noche. Para la gran mayoría de los habitantes del planeta, la comprensión de nuestro lugar en el Universo empieza por poder ver el cielo nocturno. Se calcula que el 83% de los habitantes de la Tierra viven bajo cielos contaminados por la luz, que básicamente "borra" la Vía Láctea de la vista.

La contaminación lumínica no sólo es un problema para nuestro valioso patrimonio cultural, sino que también amenaza a los sitios remotos en las cimas de las montañas donde operan las principales instalaciones astronómicas de categoría mundial. Ahora que la nueva generación de observatorios terrestres se encuentra en marcha, llevando a cabo investigaciones de vanguardia sobre la materia oscura, la vida en otros planetas y otras cuestiones astronómicas y cosmológicas que invitan a la reflexión, resulta más importante que nunca preservar su capacidad para realizar toda esta emocionante ciencia. 

El control de la contaminación lumínica es fundamental para la preservación de los cielos nocturnos oscuros que hacen posible la ciencia de clase mundial y atraen la inversión científica y el turismo astronómico a Chile, Arizona y Hawai‘i, todas ellas regiones en las que operan las instalaciones de NOIRLab. El turismo y los puestos de trabajo que se generan en estas regiones permiten un crecimiento que tiene un impacto económico y social de gran alcance más allá de la investigación astronómica.

Contaminación lumínica sobre al área metropolitana de Coquimbo-La Serena en 2016. Las luces anaranjadas corresponden a antiguas luminarias públicas de sodio de alta presión, mientras que la luz blanca corresponde a los nuevos LED, la mayoría de los cuales no se ajustan a las normas de cielos oscuros.

Contaminación lumínica sobre al área metropolitana de Coquimbo-La Serena en 2016. Las luces anaranjadas corresponden a antiguas luminarias públicas de sodio de alta presión, mientras que la luz blanca corresponde a los nuevos LED, la mayoría de los cuales no se ajustan a las normas de cielos oscuros. Créditos: NOIRLab/NSF/AURA

 

La luz artificial nocturna es el término más utilizado cuando se habla de contaminación lumínica. Se asocia principalmente a la iluminación urbana, pero sigue a la actividad humana en casi todas partes, incluyendo en las operaciones remotas de perforación y minería, las atracciones turísticas con iluminación excesiva y otros destinos similares. La Unión Astronómica Internacional estableció un umbral máximo tolerable recomendado de contaminación lumínica para sitios astronómicos del 10% por encima de los niveles de luz de fondo natural. La contaminación lumínica está aumentando en todo el mundo a un ritmo estimado del 2% al 6% anual y está reduciendo la oscuridad en todas partes, incluso en los lugares de observación, que corren el riesgo de alcanzar el umbral del 10% en la próxima década. 

Además de su impacto en la astronomía, existen pruebas convincentes de que la contaminación lumínica también afecta negativamente a diversos sistemas ecológicos y biológicos, como los animales nocturnos, los insectos y diversos sistemas biológicos humanos que son importantes para nuestra salud y bienestar. También puede afectar a sistemas ecológicos cruciales que tienen que ver con la agricultura y el suministro de alimentos. Por ello, es fundamental monitorear y mitigar la contaminación lumínica tanto como sea posible, no sólo para nuestra comprensión del Universo, sino para la humanidad y el bienestar de nuestro planeta en general.